Algo así como un manifiesto pero menos

«Me gustaría celebrar las pequeñas formas del cine: la forma lírica, el poema, el estudio, el boceto, el retrato, el arabesco y la bagatela, y las pequeñas canciones en 8 mm. En un tiempo en el que todo el mundo quiere tener éxito y vender, yo quiero cantar a aquellos que abrazan el fracaso social y diario para perseguir lo invisible, las cosas personales que no dan dinero ni pan, ni hacen historia contemporánea, historia de la arte, ni de ninguno otro tipo. Yo abogo por el arte que hacemos los unos para los otros, como amigos.»
Jonas Mekas

– Mirar –
Abrimos los ojos y el mundo nos asombra con su extensión, con su intensidad, con la apariencia ilimitada de su superficie, con la complejidad de su profundidad. Abrimos los ojos y las obras de los seres humanos nos producen toda la gama de sensaciones y de emociones que nos hace ser parte de ese constructo conocido cómo humanidad. Abrimos los ojos y, en los espejos, intuimos los abismos que somos nosotros mismos, los rasgos comunes a las obras de la humanidad y a los objetos del mundo, los rasgos propios que nos diferencian de unas y de otros. Abrimos los ojos y sabemos que tenemos tanto que mirar que la exhaustividad es imposible pero el placer de la comprensión y la necesidad de seguir mirando a toda costa incluso cuando ya no damos procesado lo que miramos pueden con nosotros. Abrimos los ojos y nos gustaría no cerrarlos nunca, tal es nuestra fascinación, tal es nuestro castigo y tal es nuestra tarea. Abrimos los ojos. Los abrimos mucho.

– Oír –
«Si no quieres mirar cierras los ojos, pero si no quieres escuchar…»
Así se presentaba el colectivo escoitar.org hace casi diez años en una entrevista que recordamos con especial reverencia. En esa frase está contenida la inevitabilidad de nuestra relación con el sonido y, por lo tanto, el deber de la selección y de la separación entre lo que es relevante y lo que no lo es. Sabiendo que los papeles son intercambiables en función del contexto y que lo que hoy resulta banal en el proceso de escucha mañana puede ser pieza fundamental. Escuchar siempre es un acto íntimo con el mundo. Es el más próximo -excluyendo a la muerte- a una fusión imposible con todo lo que existe. Un acercamiento a una idea general del universo por el camino de lo absolutamente particular que contiene cada uno de sus objetos. El mundo nos seduce por los ojos pero nos rompe el corazón cada vez que ponemos nuestros oídos en la dirección correcta y escuchamos su latido.

– Grabar –
Grabamos porque la memoria individual es una ficción construida con esfuerzo y porque la memoria colectiva es un relato lleno de líneas de fuga. Grabamos porque entre las capas de las ficciones que nos contamos a nosotros mismos y entre el tejido de los relatos que conforman la historia oficial y sus versiones alternativas, en algún punto existe algo inalcanzable que llamaríamos «verdad». Grabamos porque queremos dar vueltas alrededor de ese lugar, queremos danzar alrededor de la verdad y ser constructores de un algo material que dé testigo de las cosas que ya fueron. Grabamos porque no entendemos nada y queremos la moviola de la realidad. Grabamos porque contar historias es la forma de enfocar el mundo. Grabamos porque en el lugar en el que ponemos nuestra mirada aspiramos a que haya siempre un incendio o, por lo menos, el resto de algo que ardió. Grabamos porque miramos y oímos y no nos llega con eso. Como si nos faltara algo que nunca podremos hacer nuestro. Grabamos.